Uno de los cambios que más impacta en las organizaciones es el cambio en las relaciones laborales. Con el auge de las tareas ligadas al conocimiento y no a la fuerza física, son cada vez más los empleados que pueden y en algunos casos deben despegarse del puesto de trabajo tradicional y de los horarios rígidos, establecidos en los tiempos en que el empresario eran la propietaria de todas las herramientas de producción y debía de regularse los horarios, turnos y puestos de trabajo en la oficina.
Cuando cada vez más los puestos de trabajo que pueden desempeñar todas únicamente con un ordenador, un teléfono, una conexión a Internet y software. Estas herramientas son cada vez más asequibles y en muchos casos pueden ser propiedad del propio trabajador y pueden ser ubicadas en casi cualquier lugar del planeta.
¿Y como afecta esto a la empresa? Pues cambiando los conceptos de empleado y empleador.
Aún vemos en algunas ofertas eso de “características del puesto de trabajo” en trabajos donde tal puesto o no existe o donde simplemente no importa donde este el puesto
En los últimos años puedes ver gente trabajando en casi cualquier parte: en el aeropuerto, en estaciones de tren, dentro de trenes y metros, en autobuses, bares, restaurantes o en los bancos del parque. El profesional de hoy en día carga en su mochila todo lo necesario para trabajar en cualquier parte.
La empresa y los empleados tenemos que adaptar nuestras infraestructuras, sistemas de información y formas de organización para incorporar a los trabajadores virtuales. En muy poco tiempo hemos pasado de pensar en que unos pocos empleados teletrabajaban a ver como cada vez más empresas donde los trabajadores trabajan en casa, en las oficinas de los clientes o de los proveedores y de vez en cuando pasan por la oficina.
La empresa tiene que realizar varios cambios a la vez aunque de forma paulatina.
En cuanto a las infraestructuras: Puestos virtuales, pasarelas para conferencias por teléfono accesibles desde cualquier parte del mundo, acceso a través de VPN, salas con videoconferencia y audio conferencia, mensajería instantánea, etc. están tienen que estas disponibles para cualquier empleado en cualquier oficina.
Los procesos de la empresa deberán adaptarse a las tareas a través de teléfono, Web, mail, etc. y aceptar que un “empleado” o colaborador puede estar trabajando en un horario de oficina distinto al nuestro por requisitos del cliente o de los husos horarios desde donde este ubicado.
Se deberá empezar a planificar de otra forma minimizando las urgencias y convocar todas las reuniones y llamadas con antelación y pasando un orden del día. Pasar la información por escrito antes de las reuniones, escribir acta de todos los acuerdos, reducir las reuniones presénciales a la mínima expresión y acostumbrase a no ver y siquiera conocer físicamente a tus compañeros de trabajo.
Para el gerente y director los cambios obligan a liderar a través de nuevos métodos, gruñir y gritar no sirve de nada a más de cien metros. La empresa debe de empezar a ser dirigida de forma que las responsabilidades y objetivos de cada uno sean más importantes que el número de horas que se pasen en la oficina.
Aceptando que hoy en día existe un nueva forma de trabajar nos ayudará a la reconcialiación laboral, a la igualdad de oportunidades entre hombre y mujeres y ha incorporar en la empresa los mejores profesionales sin necesidad que esto emigren.
Foto tomada de flickr (http://www.flickr.com/photos/lis186/8079672/)